viernes, 29 de noviembre de 2013

La casa de Bernarda Alba: Expresión Corporal

Uno de los elementos más importantes a tomar en cuenta cuando se representa a un personaje determinado dentro de una obra, pues a través de la mímica permite expresar sentimientos, pensamientos o incluso acciones que son intrínsecas del personaje. La expresión corporal consta de la mímica, que a su vez está compuesta por los gestos, los ademanes y los movimientos.

La obra teatral "La casa de Bernarda Alba" se desenvuelve en la casa de Bernarda Alba, quien vive con sus cincos hijas,  y donde los escenarios más destacados son la sala, el patio de dicha casa. Dentro de la obra  decir que cada uno de los personajes de la Casa de los personajes tiene una mímica que le distingue de los otros, pero al mismo tiempo no se trata de una mímica muy acentuada porque ninguna de las personajes hace un marcado uso de los gestos o movimientos dentro de la obra, algunos personajes tienen una mímica más resaltante. Sin embargo, valdría la pena preguntarse cuál es la mímica de cada una de los personajes que actuarán dentro del fragmento.

En primer lugar está Bernarda Alba, una mujer anciana que posee una personalidad firme y autoritaria, y que posee una mímica que transmite una sensación de disciplina y autoridad, llevadas al extremo de representar la tiranía. Tiene  una postura erguida y muestra un rostro severo cuando se dirige a sus hijas, en el aspecto de los gestos no posee ninguno en particular que le haga destacar, pero dentro de la obra suele mover su bastón como signo de estrés o para reprimir a sus hijas por alguna falta en particular.

Por el lado contrario se encuentra Adela, la más joven de las hijas de Bernarda Alba, su personalidad es libertina y extrovertida, lo que lleva a una mímica bastante suelta e incluso descarada en algunos aspectos. Los gestos de Adela suelen reflejar su carácter feliz, pero pueden variar al enfrentarse a sus hermanas o a su madre; ella no suele moverse mucho dentro del escenario salvo cuando se dirige hacia sus hermanas y algunas veces sale del escenario apresuradamente.

Igualmente, Martirio refleja un fuerte contraste con respecto a la manera de actuar de su madre,  su  personalidad es débil y llena de dudas, lo que se traduce en una mímica que deja en evidencia su angustia e inseguridad. Sus gestos suelen ser débiles en un principio, pero va ganando cierta fuerza según enfrenta a su madre y hermanas. Suele moverse de un lado a otro del escenario, desesperadamente como si buscase algún objeto en particular.

Angustias, en cambio, muestra ser más segura e incluso llega a ser orgullosa en ciertas ocasiones. Tiene una mímica altiva y desafiante. Al que su madre mantiene una postura erguida, por ser la mayor y quien tiene más dinero entre sus hermanas, pero no demuestra la misma disciplina con sus gestos. Angustias suele desesperarse con facilidad y por tanto es común que se mueva de un lado a otro como síntoma del estrés.

Magdalena tiene una personalidad bastante cerrada y llega a ser cínica en varios momentos de la obra, pero su mímica o es marcada y sus gestos no suelen expresar algún sentimiento o pensamiento en particular, tampoco posee un movimiento marcado dentro del escenario, es una mujer flemática.

Por último, Amelia es una persona tímida e insegura de si misma, siendo la hija que demuestra más temor a Bernarda Alba; y todos sus gestos son una consecuencia de esa personalidad. Pero al igual que Magdalena, Amelia no posee ningún movimiento marcado dentro del escenario.

En síntesis,  como ya se mencionó anteriormente, la obra se desenvuelve solamente dentro de la casa de Bernarda Alba, los escenario no van más allá del patio y de la habitaciones de esta casa. Cada personaje tiene un temperamento y una mímica diferente, algunos más definidos que otros, pero que pueden definir la personalidad y lo que se desea emitir a través de algún movimiento o gesto en particular en la actuación de esta pieza.

jueves, 7 de noviembre de 2013

La palabra - El tono

La casa de Bernarda Alba 



       Es una obra caracterizada por la similitud entre la realidad costumbrista de la época y el conflicto que se presenta entre sus personajes. Bernarda, tras la muerte de su esposo, decide someterse a 8 años de luto y sus hijas Amelia, Angustias, Magdalena, Martirio y Adela sufren las consecuencias de la decisión de su madre. Posteriormente, se desencadena el conflicto entre tres de las hermanas, pues, en su búsqueda de libertad se enamoran de Pepe el Romano, quien era el prometido de la hermana mayor (Adela).

       Durante la representación, partiendo de los fragmentos elegidos, predomina un ambiente de tensión a raíz de la represión, envidia, la hipocresía entre las clases sociales, odio, rencor, apariencias y poder. El enclaustramiento en la obra se refleja en la falta de hombres y la pasión de todas por el mismo. A medida que van transcurriendo los hechos, la obra nos adentra, de sumisa y disimulada, en las almas de los personajes, involucrándonos en sus sentimientos, preocupaciones y desasosiegos.

       Un elemento fundamental en la obra es el silencio, verbigracia al inicio, luego de la conversación entre Martirio, Adela y Magdalena, en relación al futuro matrimonio de Pepe y su hermana mayor, donde se deja percibir la atracción y la lujuria secreta que existen por parte de ellas, originando cierta tirantez en el hogar. Por otro lado, otro fragmento en el que el componente silencio se expresa es en el desenlace, puesto que, tras la muerte de Adela, Bernarda exige que sea recordada como casta e inocente lo cual vuelve a desencadenar un silencio demostrando la insatisfacción, desilusión e intriga por parte de sus hermanas.

       La imagen de Bernarda siempre está bajo la tutela del orden, las normas, lo correcto según su sensatez y la manera en que las hijas deben actuar y reaccionar dándonos por sobreentendido su alta posición jerárquica en el hogar. Actos como tirar el abanico, gritar y golpear el bastón dejan en evidencia que su manera de expresarse es prepotente, impetuosa, sin titubeos y sin vacilar.

       Angustia, a pesar de ser la mayor, es la más sumisa, no se siente feliz en su casa e indudablemente busca algo más allá del amor de Pepe el Romano… la libertad. Su insatisfacción demuestra que el verdadero objetivo de su desposorio es escapar. Por otro lado, para sus hermanas es la que ha tenido más poder y dicha. El juicio que desvaloriza la postura de Angustia como mujer es considerarla vieja, poco atractiva, y cuyo único interés por parte de Pepe Romano al unirse en matrimonio es el dinero que posee por la herencia de su padre. Su expresión siempre está acompañada del desánimo, la pesadez, la nostalgia y desilusión; una frase que expresa claramente los que desea es: “Afortunadamente pronto voy a salir de este infierno"

       Adela es un personaje rebelde que no piensa estar bajo las órdenes de Bernarda. Rompe los esquemas de una mujer recatada, desafía a su familia y es capaz tener una aventura con el novio de Angustia. Su expresión está cargada de fuerza, de lucha, ganas de salir adelante sin importar lo que suceda. Adela a Martirio: “Esto no es más que el comienzo. He tenido fuerza para adelantarme. El brío y el mérito que tú no tienes. He visto la muerte debajo de estos techos y he salido a buscar lo que era mío, lo que me pertenecía”.

       Martirio está enamorada de Pepe y encuentra el momento perfecto para hacerle daño a su hermana Adela diciéndole que ha muerto: “Se acabó Pepe el Romano”. Es un personaje lleno de odio y resentimiento. Sus palabras están acompañadas de ironía, misterio, sabe lo que pasa y sin decir nada busca la forma de molestar e incomodar. 

Esquema general de la obra

La casa de Bernarda Alba



          Durante 1936, España vivía una situación deplorable, efecto de los estragos que causaba la Guerra Civil Española, acompañados de una época que no podía escapar de la sociedad tradicional agitada, violenta, intolerante y represiva, donde la religiosidad y el temor a conocer aquello que existía detrás de la intimidad eran parte de su ideología.

          En Argentina un dramaturgo, poeta y prosista llamado Federico García Lorca, se preparaba para escribir su último drama “La casa de Bernarda Alba”. Según una confesión de García Lorca a Carlos Morla Lynch, la historia se fundamenta en la realidad, léase:

“Hay, no muy distante de Granada, una aldehuela en la que mis padres eran dueños de una propiedad pequeña, Valderrubio. En la casa vecina y colindante a la nuestra vivía. “dona Bernarda” una viuda de muchos anos que ejercía una inexorable y tiránica vigilancia sobre sus hijas solteras. Prisionera privada de todo albedrío jamás  hable con ellas, pero las veia pasar como sombras, siempre silenciosas y siempre vestidas de negro. Ahora bien, prosigue había en el confín del patio un pozo medianero, sin agua, y a el descendía para espiar a esa familia extraña cuyas actitudes  enigmáticas me intrigaban. Y pude observarla. Era un infierno mudo y frió en ese sol africano, sepultura de gente viva bajo la férula inflexible de cancerbero oscuro. Y así nació la casa de Bernarda Alba, en que las secuestradas son andaluzas, pero como tu dices, tienen quizás un colorido de tierras ocres más de acuerdo con las mujeres de Castilla.” 1
“La casa de Bernarda Alba” es una historia que muestra las consecuencias de la lujuria, a raíz de la castración, enclaustramiento y la represión, que desencadena en una guerra entre Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela quienes tienen que doblegarse ante el yugo de su madre Bernarda, viuda por segunda vez.

          En 1945, se publica esta maravillosa obra que va más allá de la literatura, y que en cada una de sus páginas nos regala bosquejo del conflicto y búsqueda de libertad de la mujer española.